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Tu rostro mañana.

“Nuestros tiempos se han hecho ñoños, melindrosos, en verdad mojigatos. Nadie quiere ver nada de lo que haya que ver, ni se atreve a mirar, todavía menos a lanzar o arriesgar una apuesta, a precaverse, a prever, a juzgar, no digamos a prejuzgar… Nadie osa ya decirse o reconocerse que ve lo que ve, lo que a menudo está ahí, quizá callado o quizá muy lacónico, pero manifiesto. Nadie quiere saber; y a saber de antemano, bueno, a eso se le tiene horror, horror biográfico y horror moral. Se requieren para todo demostraciones y pruebas; el beneficio de la duda, lo que así se ha llamado, lo ha invadido todo, sin dejarse una sola esfera por colonizar, y ha acabado por paralizarnos, por hacernos formalmente ecuánimes y escrupulosos e ingenuos, y en la práctica idiotas, completos necios”.

Javier Marías.

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Ocúpate de tus cosas.

Tecum habita et Noris, Quam sit tibi curta supellex. Persio.  (Nota del traductor: Ocúpate de tus cosas y verás cuán reducidos son tus recursos; también: Habita en tu propia casa y descubrirás la sencillez de tus posesiones). Immanuel Kant Prólogo. Crítica de la razón Pura.

El monje que vendió su Ferrari.

“No hay errores en la vida, sólo lecciones. No existe una experiencia negativa, sino sólo oportunidades que hay que aprovechar para avanzar por el camino del autodominio. De la lucha surge la fuerza. Incluso el dolor puede ser muy buen maestro”. Robin Sharma. El monje que vendió su Ferrari.

Fausto

¡Precipitémonos en el ajetreo del siglo, en el torbellino de los acontecimientos; y que entonces el dolor y el placer, el éxito y el fracaso, se sucedan en mí confundidos! Sólo en la actividad sin reposo se prueban los hombres. Goethe. Fausto.