Todas las características que actualmente identificamos con la libertad y la democracia liberal (sindicatos, sufragio universal, educación universal gratuita, libertad de prensa, etc.) fueron alcanzadas a través de una lucha larga y difícil por parte de la clases inferiores durante los siglos XIX y XX; fueron cualquier cosa menos las consecuencias “naturales” de las relaciones capitalistas. […] la lista de reivindicaciones con las que concluye el Manifiesto comunista: la mayor parte de ellas, con la excepción de la abolición de la propiedad privada de los medios de producción, son actualmente ampliamente aceptadas por las democracias “burguesas”, pero solamente como consecuencia de las luchas populares. […] otro hecho a menudo ignorado: la igualdad entre blancos y negros se festeja como parte del sueño americano, y se considera un axioma ético-político evidente en sí mismo; pero en las décadas de 1920 y 1930, los comunistas estadounidenses eran la única fuerza que peleaba por la completa igualdad racial. Aquellos que afirman la existencia de un vínculo natural entre el capitalismo y la democracia están haciendo trampas con los hechos.
Primero como tragedia, después como farsa.
Slavoj Zizek
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