“El
enemigo para ser reconocido y temible debe estar en casa, o en el umbral de
casa. […] Es necesario un enemigo para darle al pueblo una esperanza. Alguien
ha dicho que el patriotismo es el último refugio de los canallas: los que no
tienen principios morales se suelen envolver en una bandera, y los bastardos se
remiten siempre a la pureza de su raza. La identidad nacional es el último
recurso para los desheredados. Ahora bien, el sentimiento de la identidad se
funda en el odio, en el odio hacia los que no son idénticos. […] El enemigo es
el amigo de los pueblos. Hace falta alguien a quien odiar para sentirse
justificados en la propia miseria. Siempre. El odio es la verdadera pasión
primordial”.
Umberto Eco.