"El aprendizaje moral se realiza de forma parecida al
aprendizaje lingüístico: asistiendo al comportamiento de personas rodeadas de
un fuerte halo de ejemplaridad y tratando de emularlas. Al imitar al modelo
entramos en conocimiento implícito de las reglas seguidas por este en su
conducta. Ambas cosas –la conducta y las reglas- forman parte del mismo lote y,
de hecho, lo que capta expresamente el aprendiz es la conducta del modelo, no
las reglas subyacentes que la acompañan como sombras. […] no es necesario leer manuales
de ética o de buenas maneras para comportarse bien".
Juan Antonio Rivera.