“Hablar
no es en sí bueno ni malo, y en cuanto a entenderse haciéndolo, bueno, en tanta
medida es fuente de conflictos y malentendidos como de armonía y entendimiento,
de injusticias como de reparaciones, de guerras como de armisticios, de
crímenes y traiciones como de lealtades y amores, de condenas como de
salvaciones, de ofensas y furias como de consuelos y apaciguamientos. Hablar es
en todo caso el mayor malgasto de la población entera, sin distinción de edad,
sexo, clase, riqueza ni conocimientos, el desperdicio por antonomasia. Casi
nadie dispone de nada para decir que sus posibles oyentes considerasen en
verdad apreciable, digno de atender, o no digamos de ser comprado”.
Javier Marías.