“Aniquilar
la miseria, sí; aniquilar el sufrimiento, no. El dolor, lo creemos
profundamente, es la ley terrestre… Sufrir es el fondo del hombre, fondo desconocido.
Mientras la mirada de una mujer pueda ser un trastorno,…, mientras el máximo
poder no pueda hacer que se amen un emperador y una pastora, mientras baste una
sonrisa otorgada o negada para encender el toro de Falaris en un alma humana,
mientras se pueda ser feo, estúpido, deforme, envidioso, celoso, desigual en
inteligencia, o en juventud, o en belleza, desdeñado, rechazado, mediocre, el
hombre será terrible. […] ¡Mientras se ame, mientras haya en el hombre deseo,
apetito, ambición, aspiración, habrá gemidos y dolor!... ¿Qué podemos hacer?...
Siendo la pasión el destino, la paciencia es la virtud."
Víctor Hugo