Para
disculparse de verdad es necesario ser dueño de uno mismo y tener una seguridad
profunda respecto de los principios y valores fundamentales.
Las
personas con poca seguridad interior no pueden disculparse, porque ello las
lleva a sentirse demasiado vulnerables. Les parece que se muestran blandas y
débiles, y temen que los otros se aprovechen de su debilidad. Su seguridad se
basa en las opiniones de los otros, y les preocupa lo que ellos puedan pensar.
Además, por lo general, se sienten justificadas en lo que han hecho. Justifican
su propio error con el error de algún otro. Y si llegan a disculparse, lo hacen
superficialmente.
“Si
vas a hacer una reverencia, que tu inclinación sea pronunciada”. Proverbio.
Stephen R. Covey.
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