«No pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Ataco desde aquí violentamente a los que sólo hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales (…). Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan.
(…) Cuando el insigne escritor ruso, Fiódor Dostoievski, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin, estaba prisionero en Siberia, (…) tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua, pedía libros, es decir horizontes, es decir escaleras».
Federico García Lorca.
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