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Las 50 leyes del poder en El Padrino

  "La mayor parte de las personas defiende el orden social que muchas veces le oprime por el solo hecho de sentir la incomodidad de ver sus costumbres cambiar. Temen la modificación de sus rutinas más simples o temen las épocas turbulentas, aun cuando ello involucre la opción de contar con más poder para decidir la vida futura". "Un grupo que busca acumular poder debe comprender dónde está parado, qué recursos tiene y cuáles son sus intereses". "Todo escenario es en sí mismo una oportunidad". "... la pasión es el desborde, carece de estrategia y táctica, es una explosión incontrolada. [...] destruye la racionalidad de la conducta, construye, además, ripios y fricciones en las relaciones sociales, y elimina la diplomacia. [...] Y la diplomacia no es el fin de los intereses, sino su expresión pasiva, elegante y delicada, pero su expresión al fin". " Nunca odies a tus enemigos, [eso] nubla tu razón". Michael Corleone . "Solo quienes e
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La ética meritocrática.

       Un principio central de la ética meritocrática es la idea de que no merecemos que se nos recompense -ni que se nos postergue- por factores que estén fuera de nuestro control. Pero ¿de verdad poseer (o carecer de) ciertas aptitudes es un logro nuestro? Si no lo es, cuesta ver por qué quienes ascienden gracias a su talento merecen mayor premio que quienes bien pueden ser personas igual de esforzadas, pero menos dotadas de los dones previos que una sociedad de mercado casualmente valora más.     Quienes ensalzan el ideal meritocrático y lo convierten en el centro de su proyecto político pasan por alto esta cuestión moral, pero también ignoran algo más poderoso desde el punto de vista político: las actitudes muy poco atractivas (desde la perspectiva moral) que la ética meritocrática fomenta, tanto entre los ganadores como entre los perdedores. Entre los primeros promueve la soberbia; entre los segundos la humillación y el resentimiento.     (...) La idea de que el sistema premia el

Belleza.

  "Salgan en ese momento. No solo al exterior, sino también más allá de la trampa de la era electrónica que tan esmeradamente encierra a muchos. [...] Salgan, muévanse despacio y relájense, serénense, miren a su alrededor. No troten. No corran. [...] Presten atención a todo lo que rodea al camino rural, la calle urbana, el bulevar suburbano. Caminen. Paseen. Vaguen por doquier. Monten en bicicleta y recorran la costa durante un buen trecho. Exploren." John Stilgoe. Hay paz en ello. No permitas que la belleza de la vida se te escape. [...] Aun cuando nos enfrentemos a la muerte en guerras sin sentido, aun cuando nos matemos a nosotros mismos en un trabajo sin sentido, podemos detenernos y sumergirnos en la belleza que nos rodea, siempre. La quietud es la clave. Ryan Holiday

La necesidad de maestros.

  "Los patrones de comunicación arraigados en nuestros cerebros se apoyan en la presencia de la voz de otra persona, en las expresiones faciales del otro, en las emociones del otro y en un entorno asociado de confianza, lealtad y cooperación. Como estos elementos no están presentes en la palabra escrita, a la gente le cuesta algo más reaccionar a estas fuentes de información. No pueden otorgarles el mismo peso emocional, ni tampoco pueden recordar o utilizar tan bien la información que proporcionan. Por eso seguimos teniendo maestros, porque no podemos decirles a nuestros hijos que simplemente se sienten y lean libros, o que sigan las instrucciones que les da el ordenador." Exuberancia irracional. Robert J. Shiller Premio Nobel de Economía 2013

Conciencia.

  "Una de las más felices facultades de la mente humana es la de poder ignorar lo que la conciencia se niega a asimilar." Luz de agosto William Faulkner.

Sensibilidades.

  Aunque lo normal es que un inmigrante defienda, en su país de acogida, una sensibilidad que procede de su país de origen, debería ser no menos normal para él defender, en su país de origen, una sensibilidad adquirida en el seno de su sociedad de acogida. El desajuste del mundo. Amin Maalouf

¿Un siglo perdido?

  Y en tanto que hoy ni un solo libro, opúsculo, artículo o poesía conmueve el corazón de las masas ni influye en su pensamiento, en 1914 una poesía de catorce versos…, una declaración…., un artículo…,  o una novela…. podían llegar a convertirse en todo un acontecimiento. Y es que la conciencia moral del mundo todavía no estaba tan agotada ni desalentada como lo está hoy, aún reaccionaba con vehemencia, con la fuerza de una convicción secular, ante cualquier mentira manifiesta, ante toda violación del derecho internacional y de los derechos humanos. El mundo de ayer. Stefan Zweig.